El escritor y orador Martin Lindstrom piensa que los teléfonos móviles se han convertido en el mejor amigo de muchas personas. Un experimento con una resonancia magnética lo ayudó a descubrir el porqué: cuando las personas veían o escuchaban sonar su teléfono, se estimulaban neuronas en zonas del cerebro asociadas a sentimientos de amor y compasión. Lindstrom señaló: «Era como si estuvieran delante de una novia, un novio o un familiar».
Muchas cosas se disputan nuestro afecto, tiempo y atención, y parece que siempre necesitáramos evaluar en dónde se enfoca nuestra vida. Josué les dijo a los israelitas que debían dirigir su afecto y adoración a Dios solamente (Josué 24:14), y estableció una diferencia significativa con la adoración a los ídolos que practicaban las naciones circundantes. Esos ídolos eran de metal y tan solo obra de manos de hombres (Salmo 115:4). Comparados con el Señor, carecían totalmente de poder. Por lo tanto, el pueblo de Dios fue exhortado a hallar seguridad en Él y no en otros dioses (Jueces 10:13-16). Jesús lo reiteró al referirse a los mandamientos: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (Mateo 22:37).
El Señor es nuestra única ayuda y escudo (Salmo 115:9). Adorémoslo a Él solamente.