Hace 81 años, un muchachito de 9 oraba pidiéndole a Jesús que fuera su Salvador. La madre escribió estas palabras en un diario: «Hoy empieza algo nuevo para Clair».
Clair, mi padre, lleva ocho décadas caminando con Cristo, y señala aquel día en que tomó la decisión de seguir al Señor como el comienzo de su travesía. Crecer espiritualmente es un proceso de toda la vida, no un acontecimiento que ocurre una sola vez. Así que, ¿cómo alimenta su fe y sigue creciendo un creyente nuevo? A continuación, detallo algunas cosas que observé a través de los años en la vida de mi padre:
Lee las Escrituras habitualmente para conocer más a Dios, y ha hecho de la oración un componente diario de su vida (1 Crónicas 16:11; 1 Tesalonicenses 5:17). La lectura bíblica y la oración nos ayudan a acercarnos al Señor y enfrentar la tentación (Salmo 119:11; Mateo 26:41; Efesios 6:11; 2 Timoteo 3:16-17; 1 Pedro 2:2). A medida que entregaba su vida a la fe y la obediencia, el Espíritu Santo comenzó a desarrollar en él el «fruto del Espíritu» (Gálatas 5:22-23). Nosotros demostramos el amor de Dios a través de nuestro testimonio y servicio.
La travesía espiritual de mi papá continúa, y lo mismo sucede con la nuestra. ¡Qué privilegio tener una relación en la cual podamos crecer «en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:28)!