A los 99 años, Leo Plass recibió su título universitario. Había dejado de cursar sus estudios terciarios de magisterio durante la década de 1930, para poder ganar dinero trabajando en la industria maderera. Setenta y nueve años después, completó las tres materias que le faltaban para graduarse y terminar este importante asunto inconcluso en su vida.
Muchos podemos identificarnos con Leo. Nuestros asuntos inconclusos pueden incluir disculpas que nunca ofrecimos o, más importante aun, decisiones espirituales pendientes. Uno de los delincuentes crucificados al lado de Jesús necesitaba desesperadamente tomar una decisión así. Casi con su último aliento antes de pasar a la eternidad, entendió quién era Jesús y quiso estar en el cielo con Él. Reconoció su pecado y la inocencia del Señor, y clamó: «… Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino» (Lucas 23:42). Jesús respondió: «… De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (v. 43).
Dios no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9). Ofrece la salvación a todos, independientemente de la edad, el estado de salud o la etapa de la vida que uno esté atravesando. Su oferta está disponible para ti. No pospongas recibir a Cristo como Salvador (2 Corintios 6:2). Resuelve este asunto importante e inconcluso, y espera con ansias la eternidad junto a Él.