Me asombra la increíble cantidad de ofertas que inunda mi bandeja de correo electrónico todos los días. Hace poco, sumé los ofrecimientos de dinero gratis que me llegaron en una semana, y mi «recaudación» totalizó 26 millones de dólares. Pero cada una de esas ofertas era un engaño. Todas, desde un premio de un millón hasta un regalo de siete millones, eran tan solo mentiras enviadas por personas sin escrúpulos que querían sacarme dinero.
Todos somos vulnerables a las ofertas fantásticas; estafas que, en realidad, lo único que traen son problemas. Se nos ofrecen falsas esperanzas que terminan en sueños hechos trizas.
Sin embargo, hay una oferta genuina, aunque parezca increíblemente fantástica. Dios nos ofrece la salvación por medio de la fe en la obra consumada de Cristo en la cruz: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…» (Hechos 16:31). Este ofrecimiento le costó muchísimo… y nosotros somos los beneficiarios. El libro de Romanos afirma: «[Jesucristo] fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación» (4:25).
Al aceptar la salvación, tenemos esperanza (Tito 1:2), paz (Romanos 5:1), perdón (Efesios 1:7), riquezas incomparables (2:7) y redención (4:30). Esta sí que es una oferta ventajosa. La muerte y la resurrección de Cristo lo garantizan.