Aunque es ciega y le cuesta entender la ambientación y los movimientos de los personajes en el escenario, a Débora Kendrick le encanta asistir a los musicales de Broadway. Sin embargo, hace poco, asistió a una obra que usaba la nueva tecnología D-Scriptive, que transmite los elementos visuales de la representación en escena a través de un pequeño receptor de FM. La narración grabada, coordinada con las luces y los sonidos del tablero de control, describe la escena y la acción a medida que se desarrolla. En un artículo del periódico The Columbus Dispatch, Débora declaró: «Si me preguntan si vi un espectáculo la semana pasada en Nueva York, mi respuesta es que sí… De manera genuina e inequívoca, siento que vi el espectáculo».
Su experiencia me impactó al considerarla una ilustración vívida del papel del Espíritu Santo en nosotros para que entendamos la Palabra de Dios. Justo antes de que Jesús fuera a la cruz, les dijo a sus seguidores que «el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Juan 14:26).
Cuando abrimos la Biblia para leerla o estudiarla, el Espíritu de verdad que mora en nosotros nos guía a toda verdad (16:13). Sin su ayuda, estamos ciegos, pero con su guía, podemos ver.