En una entrevista para la revista Wired, le preguntaron al director de cine George Lucas cómo quería que lo recordaran. Contestó: «Me recordarán como cineasta […]. Con suerte, algunas de las historias que produje seguirán siendo importantes. […] Si has criado hijos, sabes que hay que explicarles las cosas; de lo contrario, terminarán aprendiéndolas a la fuerza […]. Por eso, las historias antiguas tienen que reiterarse de una manera apropiada a cada nueva generación. No creo que me vaya a alejar mucho de las historias antiguas; me parece que hay que seguir relatándolas».
En el Salmo 78, el salmista era consciente de que, posiblemente, la gente se olvidaría de las obras poderosas de Dios y que una generación se perdería; por eso, instó al pueblo de Dios a no cansarse nunca de contarles a las generaciones futuras la antigua historia de la redención (v. 4). El objetivo no era simplemente memorizar datos históricos, sino estimular la confianza, la obediencia y la esperanza en el Señor (v. 7), y evitar que las generaciones siguientes cayeran en la oscuridad de la falta de fe y la rebelión, como había sucedido con sus antepasados (v. 8).
Por el poder y la gracia de Dios en nuestra vida, deseamos ser fieles comunicadores de sus historias, para alentar a las generaciones futuras a tener fe y a ser obedientes.