En un artículo del Wall Street Journal, Missy Sullivan señaló que muchos de los contratos, garantías y descargos que acompañan a los productos son casi ilegibles. Impresos intencionalmente en letra muy pequeña, procuran que los usuarios no los entiendan. Por esta razón, muchas personas no leen las cláusulas de los contratos antes de firmarlos. Un profesor universitario de comunicación gráfica mostró un contrato con el usuario, de 32 páginas, que venía con su nuevo teléfono inteligente, y declaró sobre la compañía: «No quieren que nadie lo lea».
Por el contrario, el Señor siempre busca comunicarse con sus hijos en forma clara y convincente, sin intentar confundir ni engañar. Justo antes de entrar en la tierra prometida, Moisés les declaró a los israelitas: «Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. […] os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia» (Deuteronomio 30:11, 19).
Dios quiere que entendamos claramente su plan y propósito para que lo amemos, obedezcamos y nos aferremos a Él. El Señor «… es vida para ti, y prolongación de tus días…» (v. 20). Está bien claro.