Mientras visitaba a mi hijo en San Diego, decidí ir a la iglesia Shadow Mountain a escuchar predicar al Dr. David Jeremiah. El domingo por la mañana, Esteban y yo nos levantamos temprano y viajamos durante una hora para llegar allí. Pero nuestra expectativa se convirtió en decepción cuando nos enteramos de que el pastor no había ido. Estaba predicando «otra persona», un sustituto.
Un par de semanas después, yo tenía que predicar en la iglesia donde asistimos con mi esposa, en Grand Rapids. Cuando me paré delante de la congregación, me di cuenta de que, en ese momento, yo era la «otra persona», y que quizá alguien estaba decepcionado porque había ido a escuchar a nuestro pastor… no a mí.
Aunque nos sintamos cómodos entre aquellos que forman parte de nuestra vida, debemos reconocer que, a veces, pueden ser reemplazados. Sin embargo, Aquel a quien más necesitamos y del cual depende la vida misma, siempre está con nosotros (Salmo 139:7-8). Cuando deseamos entrar en la presencia de Dios en oración, Él está allí permanentemente: «Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz» (Salmo 55:17).
¿Buscas a Dios? Él siempre está. No hace falta ningún sustituto.