Cuando un amigo empezó a hacer afirmaciones desesperadas y sin sentido, la gente se preocupó por él y empezó a consolarlo y a aconsejarlo. Resultó ser que simplemente estaba divirtiéndose mientras citaba letras de canciones fuera de contexto, solo para iniciar una conversación. Sus amigos perdieron el tiempo ofreciéndole ayuda que no necesitaba y consejos que no quería. Las consecuencias de las declaraciones distorsionadas de este muchacho no fueron graves, pero podrían haberlo sido. Al ocupar tiempo para responder a su falsa necesidad, alguien podría haber descuidado una situación realmente grave de otra persona.
Algunos que sacan palabras de contexto solo quieren llamar la atención o salirse con la suya en una discusión. Pero otros son más perversos. Tuercen la verdad para conseguir poder sobre los demás. Estos no solo ponen en peligro la vida de otros, sino también el alma.
Cuando las personas usan palabras para manipular a otros para que se comporten de determinada manera, o peor aun, cuando citan la Biblia fuera de contexto para inducir a otros a actuar mal, hay una única defensa: debemos saber qué dice realmente Dios en su Palabra. Jesús pudo resistir la tentación con la verdad (Lucas 4). Nosotros tenemos el mismo recurso. Dios nos ha dado su Palabra y el Espíritu Santo como guía para impedir que nos engañen o nos desvíen.