La palabra «papeleo» [traducción de red tape: cinta roja] describe la forma irritante en que la burocracia impide la concreción de los trámites. Inicialmente, se refería a la práctica común de sujetar los documentos oficiales con una cinta roja. A principios del siglo xix, el término se popularizó en los escritos del historiador escocés Thomas Carlyle, el cual se quejaba de la negligencia del gobierno. Después de la Guerra Civil en Estados Unidos, el problema del «papeleo» resurgió cuando los veteranos de guerra luchaban para recibir sus beneficios. Esta palabra denota frustración y decepción ante los agobiantes obstáculos para alcanzar las metas.
El papeleo burocrático es casi legendario, pero hay un lugar en el universo donde jamás ocurre: el trono de Dios. En Romanos 5:2, Pablo habla de Cristo, «por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes». Cuando tenemos el corazón destrozado o nuestra vida se complica, no hay ningún papeleo que nos obstaculice acceder a Dios. Jesucristo ha abierto el camino para que podamos entrar con confianza en la presencia del Rey del cielo (Hebreos 4:16).
Recuerda: cuando tu corazón esté dolido, no hace falta llenar ningún formulario para presentarle tus necesidades a Dios. Mediante Cristo, tenemos acceso pleno e inmediato.