Me encantó recibir de regalo por correo un CD de música aplicada a las Escrituras. Después de escucharlo varias veces, algunas de las melodías me quedaron grabadas en la memoria. Al poco tiempo, podía cantar las palabras de un par de versículos de los Salmos, sin ayuda de la grabación.
La música puede ayudarnos a recordar palabras e ideas que, de otro modo, olvidaríamos. Dios sabía que los israelitas se olvidarían de Él cuando entraran en la tierra prometida (Deuteronomio 31:20). Lo abandonarían, se volverían a los ídolos y tendrían un problema tras otro (vv. 16-18). Por eso, le pidió a Moisés que compusiera una canción y que se la enseñara al pueblo para que recordara lo cercano al Señor que había estado y cómo el pecado había dañado esa relación (31:19-22). Quizá lo más importante era que Dios deseaba que los israelitas recordaran su carácter: «[Dios] es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto» (32:4).
Considera qué quiere Dios que recuerdes hoy sobre su Persona: ¿su poder, su santidad, su amor, su fidelidad? ¿Se te ocurre alguna canción que exalte sus cualidades? Cántasela al Señor en el silencio de tu corazón (Efesios 5:19).