Supón que miras tu árbol genealógico y encuentras la siguiente descripción de uno de tus antepasados: «Prostituta, escondió en su casa a enemigos del gobierno. Cuando las autoridades la confrontaron por este asunto, mintió».
¿Qué harías con ella? ¿Le ocultarías su historia a cualquiera que preguntara sobre tu familia o la elogiarías y enaltecerías como un miembro legendario de tu historial familiar?
Te presento a Rahab. Si lo que leemos de ella en Josué 2 fuera lo único que supiéramos, tal vez la agruparíamos con todos los otros ejemplos malos y repudiados de la Biblia. Pero su historia no termina allí. Mateo 1:5-6 revela que fue la tatarabuela del rey David y que formó parte del linaje de Jesús, nuestro Salvador. No solo esto. Hebreos 11:31 dice que fue una mujer de fe que se salvó de la caída de Jericó (ver Josué 6:17). Además, Santiago 2:25 presenta su obra de rescate como una prueba de su fe justificadora.
Es asombroso cómo obra el amor de Dios. Puede tomar personas con mala reputación, transformar sus vidas y convertirlas en ejemplos del amor y el perdón divinos. Si piensas que eres demasiado malo para que Él te perdone o si conoces a alguien que se sienta así, lee sobre Rahab y regocíjate. Si el Señor pudo convertirla a ella en un modelo de rectitud, todos tenemos esperanza.