En su libro Adventures Among Ants [Aventuras entre hormigas], Mark Moffett reflexiona sobre cómo le fascinaban las hormigas durante su infancia… un interés que perduró hasta que se convirtió en adulto. La preocupación de Moffett lo llevó a obtener un doctorado en Harvard y, después, a embarcarse en un viaje por todo el mundo como experto en el tema. Sus estudios le han dado conocimientos profundos y maravillosos sobre estas laboriosas criaturas.
Antes de que Moffett descubriera algunas de las maravillas del mundo de las hormigas, las Escrituras destacaron el ingenio y la ética laboral de estos pequeños insectos. El sabio rey Salomón las consideró un ejemplo de laboriosidad para aquellos que tienden a ser perezosos: «Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, […] prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento» (Proverbios 6:6-8).
Las maravillas de la creación de Dios se evidencian de manera hermosa cuando el Señor utiliza sus criaturas para instruirnos. Por ejemplo, la hormiga puede enseñarnos la importancia de planificar con anticipación y de aprovisionarnos para el futuro (30:25). El Señor extrajo lecciones espirituales de la naturaleza, y nosotros podemos aprender incluso de criaturas tan pequeñas como una hormiga.