La música juega un gran papel en la Biblia. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios prepara a músicos para que trabajen para Él. Utiliza la música para convocar al pueblo a adorar y para enviarlo a la guerra, para suavizar las emociones descontroladas e incentivar la pasión espiritual, para celebrar victorias y condolerse ante las pérdidas. La música es una forma de arte completa y para todas las ocasiones. Hay seguidores y líderes, canciones sencillas y complicadas, instrumentos fáciles y difíciles de ejecutar, melodías y armonías, ritmos rápidos y lentos, notas agudas y graves.
La música es una metáfora maravillosa de la iglesia porque todos participan haciendo lo mejor que saben hacer. Todos cantamos o tocamos notas distintas en momentos diferentes, pero interpretamos la misma canción. Cuanto mejor conocemos nuestra parte y mejor seguimos al director, más hermosa es la música.
Uno de los mejores usos de la música es la alabanza. Cuando el templo de Salomón terminó de construirse, los músicos alabaron a Dios y le agradecieron. Mientras lo hacían, «la gloria del Señor [llenó] la casa de Dios» (2 Crónicas 5:14).
Demos gracias al Señor por la música hermosa porque es un anticipo del cielo, donde la gloria de Dios morará para siempre y la alabanza a Él nunca cesará.