«¿Podría decirme dónde puedo encontrar las bombillas?» «Sí, claro. Venga conmigo y lo acompañaré hasta allí».
En algunas tiendas grandes, a los empleados los instruyen para que acompañen a los clientes a encontrar lo que buscan, en vez de darles simplemente indicaciones verbales. Esta acción común de cortesía y de acompañar a una persona inquisitiva puede ayudarnos a ampliar nuestro concepto de lo que significa guiar a otros a Cristo.
En Juan 1, aparecen las frases «venid y ved» y «ven y ve». Cuando dos curiosos discípulos de Juan el Bautista le preguntaron a Jesús dónde vivía, el Señor dijo: «… Venid y ved…» (v. 39). Después de pasar el día con Él, Andrés encontró a su hermano, Simón Pedro, y lo llevó a ver a Jesús (vv. 40-41). Más tarde, Felipe le contó a Natanael que había encontrado al Mesías. Ante la respuesta escéptica de este, Felipe dijo: «Ven y ve» (v. 46).
Testificar de Cristo puede ser una ocasión que se presente una sola vez cuando comunicamos la buena noticia de Jesús a los demás, pero también puede implicar tener que acompañar a una persona que está buscando ayuda y satisfacción. Nuestro interés genuino en su bienestar espiritual, nuestras oraciones y nuestra relación con ellos dicen, sin palabras: «Vengan y vean. Caminemos juntos y los guiaré a Cristo».