Un joven que miraba al futuro y no estaba seguro de lo que traería aparejado el próximo año, llegó a esta conclusión: «Nadie sabe cuál es la voluntad de Dios». ¿Tiene razón? ¿La incertidumbre en cuanto al futuro se aplica al conocimiento de la voluntad divina?

El concepto de la voluntad de Dios suele reducirse a determinar en qué situación específica nos encontraremos en algún momento futuro. Aunque la búsqueda de la guía particular de Dios forma parte del tema, otro aspecto también de suma importancia es cumplir todos los días con los elementos claramente definidos de Su voluntad.

Por ejemplo, la voluntad de Dios es que seamos buenos ciudadanos, como un desafío para aquellos que se oponen a Cristo (1 Pedro 2:15); que le demos gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18); que seamos sexualmente santos, al evitar la inmoralidad (1 Tesalonicenses 4:3); que vivamos controlados por el Espíritu Santo (Efesios 5:18); que cantemos a Él (v. 19); y que nos sometamos a los otros creyentes (v. 21).

A medida que nos rindamos a Dios en estas y en otras áreas, es más probable que vivamos en lo que Romanos 12:2 denomina «la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta». Vivir con la sonrisa aprobadora de Dios genera Su dirección para el futuro.

Mientras buscamos conocer la voluntad del Señor para el futuro, también debemos actuar con base en lo que ya sabemos.