El relato de Dios proveyendo maná a los hijos de Israel es
una de las expresiones más bellas de las Escrituras de la
provisión de Dios. Él permitió que Sus hijos tuvieran hambre
en un desierto árido. No contaban con medio alguno para adquirir
comida por su cuenta, ni esperanza alguna de lograrlo. Dios hizo
llover pan de la cocina del cielo seis días a la semana durante
40 años. Nunca tuvieron que pedir. En medio de la aridez,
recibieron abundancia.
En Éxodo 16 hay una frase enclavado que no debemos dejar
pasar: «Para ponerlos a prueba» (v.4). Una dosis constante de
abundancia algunas veces puede ser una prueba espiritual más
difícil que una dosis constante de necesidad. Tenemos abundancia,
pero pensamos que «necesitamos» más.
Muchos países ricos son tierras del maná. La abundancia es
una prueba. ¿Cuál es el propósito de la prueba de la abundancia?
«Para ponerlos a prueba si andan o no en mi ley.» Dios estaba
señalando una tendencia abrumadora en la naturaleza humana: es
muchísimo menos probable que seamos obedientes cuando no
estamos en necesidad.
La necesidad tiene una manera de reordenar nuestras
prioridades, ¿no es así? Si le pertenecemos a Jesús y nos
encontramos careciendo de algo que creemos que necesitamos,
puede que tarde o temprano comencemos a evaluar si estamos
viviendo vidas obedientes que Dios pueda bendecir. Encarar la
necesidad es un apuntador muy efectivo hacia la obediencia.
Pero, ¿qué acerca de una dosis diaria de abundancia? No me
estoy refiriendo a la riqueza — tan sólo la ausencia de
preocupación en cuanto a que si nuestra familia comerá cada
semana o no. Al igual que los israelitas en el desierto, nuestro
mayor dilema es cómo cocinaremos y serviremos nuestro maná
hoy, no si lo tendremos.
Aquí radical la prueba. ¿Debemos estar en inmediata
necesidad para vivir vidas obedientes?
Dios es tan fiel, tan cotidiano. Él se deleita en la obediencia
que ha sido provocada por algo profundamente interno — un
corazón de amor y devoción. Pídele hoy que te ayude a llegar a
ser un hijo Suyo cuyos niveles de obediencia se regulen menos
por las circunstancias y se rijan más por el amor. —BM