Para hacer claramente evidente el impacto de los versículos,
decidí divertirme un poco y parafrasear el pasaje desde un
punto de vista negativo. En otras palabras, convertí esta
receta para la paz en una receta a prueba de fallas para la
angustia. Mi resultado se vio así:
Por todo estéis afanosos; antes bien, en todo, pensando demasiado en ello
constantemente y sintiendo que Dios se la ha agarrado con vosotros, con
pensamientos tales como «y éste es el agradecimiento que recibo,» sean dadas a
conocer vuestros fastidios delante de todos los que conozcáis, a excepción de Él.
Y el ácido en tu estómago, que sobrepasa todos los productos lácteos, te
causará una úlcera, y las cuentas del doctor te causarán un ataque cardíaco
y te volverás loco.
Sin duda alguna, evitar la oración es una receta segura para la
angustia, una manera certera de evitar la paz. Para experimentar el
tipo de paz que abarca todas las circunstancias, la Biblia nos
desafía a desarrollar una vida de oración activa y genuina. A
menudo hacemos todo menos orar. Tendemos a querer algo más
«sustancial.» Incluso estudiar la Biblia, ir a la iglesia, hablar con el
pastor, o recibir consejo parece más tangible que la oración.
Qué victoria alcanza el enemigo cuando logra que dejemos de
orar! Él prefiere que hagamos cualquier otra cosa antes que orar.
Prefiere vernos trabajar hasta morir, porque sabe que finalmente
tendremos resentimiento sin la oración. Prefiere vernos estudiar la
Biblia hasta altas horas de la madrugada porque sabe que nunca
lograremos una profunda comprensión de lo que hemos
aprendido ni el poder para vivirlo sin la oración. Él sabe que las
vidas sin oración son vidas sin poder, ¡mientras que las vidas de
oración son vidas llenas de poder!
Sólo por medio de la oración recibimos la purificación de la
paz. —BM