Mi esposa me llamó desde su teléfono móvil y me pidió que viea lo que parecía ser una tarjeta de crédito tirada al final de la entrada. Había notado el pedazo de plástico fuera de lugar mientras salía en su automóvil hacia nuestra transitada calle.

Me puse unos zapatos y salí. Pero no se trataba de una tarjeta de crédito — era la licencia de conducir doblada de una joven. También había una llave de automóvil en un aro de metal, un lápiz labial aplastado, y pedazos de un estuche cde maquillaje compacto.

Siendo más un buen muchacho que Sherlock Holmes, decidí entregar este caso al departamento de policía local. Vino un oficial, tomó los bienes, y me hizo unas cuantas preguntas. Yo esperaba que se tratara de alguna joven que accidentalmente dejó caer cosas de su bolsa. Pero la policía tendrá que hacer un juicio en cuanto a lo que exactamente tuvo lugar.

Estoy feliz de no tener que hacer juicios en cuanto a que si algo es parte o no de un crimen. Sin capacitación alguna en mi haber, mis «hallazgos» serían altamente sospechosos.

Hay algo que debo juzgar — aunque puede que algunos creyentes en Jesús se mueran de vergüenza al pensar en ello. «¡Jesús dijo que no juzgáramos!» dicen. «Sólo mira en Mateo 7:1, No juzguéis para que no seáis juzgados.»

Buen versículo, pero hay más en el pasaje. Mientras continuaba con Su sermón, Jesús dijo que debemos juzgar el «fruto» o las obras de las personas. Dijo, «Un árbol bueno no puede producir frutos malos» (v.18).

El diccionario en mi computadora portátil define el ser sensato (la manera en que debemos juzgar) de la siguiente manera: «Que muestra sabiduría, buen sentido, o discreción, a menudo con el objetivo subyacente de evitar problemas o desperdicios.» Evitar problemas es de vital importancia. Al evaluar cuidadosamente las obras de las personas, juzgando sus acciones en base a las normas bíblicas, sabremos si seguir el ejemplo de ellas o no.

Es importante juzgar, pero no de una manera que sea hipócrita o falsa. Al acercarnos más a Jesús y a Su Palabra, nuestro juicio puede llegar a ser más y más sensato.  —TF