La mayoría de nosotros basamos nuestras acciones en lo que sabemos. Decidimos coger un paraguas en base a un pronóstico del tiempo o a un vistazo por la ventana. La noticia de una gran venta nos envía al centro comercial. Hacemos un esfuerzo especial para hablar con palabras amables a algún amigo que sabemos está con luchas. Todo lo que hacemos, incluyendo la oración, se basa en la observación y la información.

Entonces, ¿cómo es que lo que sabemos afecta lo que decimos en oración? ¿Qué debemos tener en cuenta acerca de Dios y las personas por las que oramos? 2 Tesalonicenses 1:1-12 es una gran guía en cuanto a qué pensar cuando intercedemos por los demás.

Cuando el apóstol Pablo pensó en sus amigos cristianos en la ciudad de Tesalónica, tuvo dos cosas en mente: las circunstancias en las que se encontraban y el poder de Dios.

Esos fieles creyentes estaban pasando por el fuego de la persecución, pero Pablo sabía que Dios les traería justicia y alivio cuando Jesús volviera — lo que él creía sería pronto.

Lo que él sabía le daba estructura y poder a su oración: «Con este fin también nosotros oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe, con poder, a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo» (vv.11-12).

Un problema con nuestra oración es que pasamos más tiempo hablando sobre ella que llevándola a cabo. Así que el resto del devocional de hoy depende de ti. Antes de continuar con otra cosa, llena los espacios en blanco y ora por algún amigo:

Nombre del amigo: ______________________________
Lo que sé que está pasando con esta persona hoy:_______________________
Lo que sé acerca de Dios que se relaciona con la necesidad de mi amigo: _________________________________________

Señor, con esto en mente, oro para que Tú . . .
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Para que Jesucristo sea glorificado. Amén.  —DCM