«¡Salta!» gritó mi amiga desde abajo mientras la montaña rusa que había quedado atascada chisporroteaba, reventaba, y emanaba un humo de un tinte azul. La montaña rusa que funcionaba con energía eléctrica y en la que yo estaba subido se detuvo justo faltándole poco para comenzar su ascenso en espiral. Sin embargo, el zumbido y la comenzar su ascenso en espiral. Sin embargo, el zumbido y la vibración que siguieron, revelaron que la corriente eléctrica no vibración que siguieron, revelaron que la corriente eléctrica no había cesado. Sin cinturones de seguridad o arneses para los hombros que los aseguraran, los que habían estado subido comenzaron a saltar del juego. Mientras los observaba aterrizar, vi a mi amiga que había estado subida conmigo. Cayó de manos y rodillas sobre el suelo distante allá abajo. Miró hacia arriba, vió más humo que montaña rusa, y me gritó, «¡Salta!» Mi amiga ya había hecho con éxito lo que quería que yo hiciera.

Al enfrentar circunstancias perturbadoras en la vida, es bueno recordar que Jesús experimentó lo que Él quiere que hagamos: vivir una vida santa en un mundo manchado por hagamos: vivir una vida santa en un mundo manchado por el pecado.

Jesús se hizo hombre y vivió en la tierra. Al hacerlo, ejemplificó la humildad en última instancia. Jesús, «haciéndose semejante a los hombres . . . se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:7-8). El libro de Hebreos nos enseña que aun cuando Jesús experimentó tentación, persecución, y sufrimiento mientras estuvo en la tierra, Él se mantuvo sin pecado (4:15-16). Y Él puede ayudar a aquéllos que son tentados (2:18).

El autor de Hebreos también nos dio aliento para soportar la persecución (12:2-3). Muchos creyentes en Jesús durante la época en que este libro se escribió eran avergonzados públicamente, mientras que otros eran encarcelados o les habían confiscado sus posesiones. Estas personas se les recordó que Jesús experimentó su situación — pero a un grado mucho mayor.

Jesús conoce los desafíos de vivir justamente en un mundo pecaminoso. Sus seguidores son alentados a «para que [seamos] irreprensibles y sencillos» (Filipenses 2:15).

Sigue la guía de Jesús y recuerda que Él está allí proveyendo misericordia, gracia, y ayuda en nuestro tiempo de necesidad. —Brenda Thomas, Minnesota