Mientras navegaba por la Internet un día, me topé con un artículo en las noticias titulado «Hombre acusado de robar dispositivo de rastreo». Un ladrón de 40 años había sido lo suficientemente tonto como para robar una cadena electrónica, la cual le permitió a la policía encontrarlo fácilmente. El dispositivo, ligeramente más grande que un ladrillo, es usado por los presos en sus tobillos y tiene un sistema de localización global para rastrear a aquéllos que están obligados  a quedarse en casa.

Una mujer que estaba cumpliendo arresto domiciliario había dejado el dispositivo fuera de su casa, donde el ladrón lo encontró. Para cuando ella llamó para informar del robo, el aparato ya había notificado automáticamente a la cárcel que había sido llevado fuera del área restringida de la persona presa. Una estela de puntos electrónicos llevó a la policía hasta un edificio de departamentos donde se atrapó al sospechoso.

En la lectura bíblica de hoy, vemos que tampoco nosotros podemos escapar . . . es decir, de la presencia de Dios. Esto puede ser una realidad consoladora o aterradora — dependiendo de tu situación.

Si estás enfrentando pruebas y te sientes desalentado, da ánimo saber que Dios entiende por lo que estás pasando. Por el otro lado, si estás haciendo lago que no es agradable a Dios, desearías que él no estuviese al tanto de ello. Aunque puede que los demás no lo sepan — Dios sí lo sabe. No puedes huir de Él (Salmo 139:7).

En el Salmo 139, el salmista dijo que Dios nos creó en el vientre de nuestra madre y conoce todos nuestros pensamientos y motivaciones. Dios discierne nuestra salida y nuestra entrada. Nunca estamos lejos de Sus manos protectoras.

Cuando la presencia y el poder de Dios parezcan más amenazadores que consoladores, anímate por el hecho que Él te conoce íntimamente — y te ama de todas formas.  —JL