No soy un gran experto en dietas, ya sea la de Atkins, la South Beach, la Subway, o la del Chocolate (yo inventé esa; es mi favorita). Cuando jugaba básquetbol en la universidad, la enfermera de la escuela trataba de engordarme haciéndome comer rosquillas y tomar malteadas. Yo no me quejaba.
He descubierto una dieta que puede ayudarte a ponerte en forma espiritualmente — la Dieta de Proverbios. Consiste en tomar una porción de Proverbios cada día del mes, masticarla lentamente, y dejar que ésta funcione en tu vida siguiendo la dirección de Dios.
Para ayudarte a comenzar, te daré un bocado de la mayoría de los capítulos:
• El temor del Señor es el principio de la sabiduría (1:7).
• La sabiduría te protegerá del mal (2:12).
• No confíes en tu propia sabiduría, sino en la de Dios (3:4-7)
• Hazle caso a Papá (4:1).
• No te enredes en la tentación sexual (5:3-6).
• Odia el comportamiento maligno y las conversaciones perversas (8:13).
• La ociosidad lleva a la pobreza (10:4).
• ¿Quieres respeto? Sé amable (11:16).
• Eres un tonto si no escuchas la instrucción (12:1)
• El orgullo no lleva a nada sino a discusiones (13:10).
• Dios nos observa (15:3).
• Dios es soberano (16:9).
• El nombre de Dios es un refugio (18:10).
• La amabilidad a los pobres honra a Dios (19:17).
• Dejarse extraviar por el alcohol es tonto (20:1).
La disciplina a los hijos es una buena idea (22:15).
• La miel es buena para ti (24:13).
• Demasiada miel no es buena para ti (25:16).
• El engaño no es cosa de broma (26:19).
• Abandonar a una familia es algo terrible (27:8).
• No vivas en una tierra de fantasía (28:19).
• Una persona sabia tiene autocontrol (29:11).
• La Palabra de Dios es perfecta (30:5).
• Una esposa noble vale más que los rubíes (31:10).
Tan sólo un capítulo al día eliminará esa gordura antiestética del pecado y tonificará esos músculos espirituales. —JDB