Mi suegro Pete es un genio. No, no desarrolló la teoría de la relatividad. Ese fue Einstein. Tampoco escribió una brillante tragedia. Ese fue Shakespeare.
Su genialidad radica en ser hábilmente talentoso. Tan sólo pregúntale por la caldera que no funciona o cómo desatascar un triturador de basura. Su experiencia e intuición lo ayudan a diagnosticar el problema y la solución mucho tiempo antes de llevar a cabo las reparaciones. Cuando tenemos prevista otra  visita de los padres de mi esposa, no me es difícil convertirla en una versión del programa de TV Reforma Extrema: Edición para el Hogar.

Aquéllos de nosotros que no tenemos el talento de alguna aptitud mecánica, a menudo quedamos desconcertados ante la capacidad para solucionar los problemas técnicos de aquéllos que sí lo tienen. Ellos tienen un don que nosotros no tenemos. Pero podemos aprender de ellos. Cuando mi suegro, Pete, me muestra cómo hacer algo, algunas veces tomo notas. Él me está equipando para hacer las reparaciones por mí mismo.

En la iglesia contamos con líderes espirituales cuya labor es la de ayudar a equiparnos para el ministerio. En la epístola de Pablo a la iglesia en Éfeso, escribió acerca del proceso de equipamiento: «Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar [equipar] a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Efesios 4:11-12).

La palabra usada aquí para «equipar» es la misma usada para la acción de los discípulos de remendar sus redes cuando Jesús los llamó al servicio (Marcos 1:16-20). En su vocación como pescadores, los discípulos entendieron que los agujeros en la red significaban la pérdida de peces. En los años que siguieron, Jesús remendó los agujeros en las redes del ministerio de ellos para que pudieran ser «pescadores de hombres» efectivos.

Si no sabes cómo servir a Jesús en un determinado ministerio, busca a alguien que lo esté haciendo a cabalidad. Observa cómo usa la Palabra cómo ora, y cómo trabaja con las personas. Pronto encontrarás que el Señor está usándote de manera más efectiva en las vidas de los demás. Sólo tienes que estar equipado.  —DF