Si te gusta alentar al que tiene menos posibilidades, te tiene que encantar la película Karate Kid. Se trata de un adolescente llamado Daniel que se mete en problemas con los matones locales. Se vuelve a un anciano vecino japonés, el señor Miyagi, para que le enseñe karate. Pero en vez de aprender a aplastar a los malos, Daniel pasa su tiempo haciendo labores para el Sr. Miyagi: puliendo los pisos, encerando los automóviles, pintando las cercas.

Pronto Daniel se harta. Enfrenta al Sr. Miyagi y finalmente recibe la lección de karate que quiere. Puedes ver reflejada larealización en el rostro de Daniel cuando éste cae en la cuenta cuando el Sr. Miyagi le muestra que los sencillos movimientos de «encera, desencera», «pinta la cerca» y «pule el piso» pueden bloquear puñetazos y patadas. De hecho, Daniel estuvo aprendiendo lecciones valiosas todo el tiempo en que aparentemente estaba haciendo tareas mecánicas.

Algunas veces, así sucede también con nosotros. Pasamos por nuestra rutina —día tras día— y sentimos como si nada sucediera. No estamos yendo hacia ningún lado. Nos estamos estancados en una rutina. Luego, un día caemos en la cuenta de que Dios nos ha estado enseñando desde el primer momento.

Piensa en José. Mientras estuvo atascado en la cárcel, el guardia lo puso a cargo de todos los prisioneros. Es probable que las habilidades que José aprendió allí lo ayudaran a administrar toda la tierra de Egipto años más tarde (Génesis 41:39-43).

¿Y Moisés? Moisés pasó 40 años como pastor. Imagino que a veces eso pudo haber aletargado la mente un poquito. Apen podría imaginar que el pastoreo de esas ovejas lo estaba preparando para la enorme tarea de pastorear a los israelitas a través del desierto (Hechos 7:30,36).

¿Cómo es tu vida? ¿Aburrida? ¿Rutinaria? ¿Alguna vez te preguntas para qué es todo eso? ¡Sigue adelante! Sea cual sea tu tarea, pon tu corazón en ella. «Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre» (Colosenses 3:17).

Dios te está enseñando algo. ¿Estás dispuesto a aprender?  —TC