Harry Sas se había hartado de la basura. Harry, un residente de Clevedon, en Inglaterra, se puso en contacto con su municipalidad local y se quejó por la basura que había en su calle.
Él esperaba que la municipalidad enviara trabajadores par limpiar la suciedad. Sí llegaron algunos empleados municipales, pero sólo para dar a Harry un recogedor de basura, bolsas para la basura y un cepillo.
En otras palabras, equiparon al residente harto de la basura para que él mismo limpiara la Calle Old Church. Ahora, él hace viajes frecuentes de limpieza por toda la calle, ida y vuelta, haciendo lo que todavía desea que hicieran los trabajadores municipales.
Así que, ¿por qué la ciudad no puede mantener la calle lo suficientemente limpia para Harry? He aquí una declaración de las autoridades: «Tratamos de limpiar las calles, pero casi siempre hay autos estacionados allí. También hemos ido y recogido basura manualmente. Hicimos un esfuerzo adicional al entregarle un cepillo y un recogedor de basura al señor Sas, pero seguiremo limpiando la calle a diferentes horas del día.»
La difícil situación de Harry me recuerda cierta instrucción que el apóstol Pablo dio a la iglesia en Tesalónica. Él escribió que cada persona debe procurar extender el amor fraternal «más y más» hacia otros creyentes en Jesús (1 Tesalonicenses 4:9-10).
Luego echó mano de lo que es un fruto de verdadero amor por los demás: ¡el trabajo! Pablo reconocía que había algunos creyentes que no estaban cumpliendo con el mandato de trabajar con sus manos de manera responsable (v.11). Al trabajar diligentemente, ayudarían a los seguidores de Jesús de la localidad a fin de que también se condujeran «honradamente para con los de afuera», aquellos que no conocían a Jesús (v.12).
Es vital que hagamos el trabajo, ya sea en nuestra familia, en el empleo o en la iglesia, sin eludir la responsabilidad y sin luchar por hacer que otros hagan lo que debe ser nuestra contribución.
Harry Sas recibió una respuesta imprevista de su municipalidad local. El consejo que Pablo dio a los tesalonicenses es justo lo que necesitamos hoy. ¡Haz el trabajo! —TF