En su obra Cartas a un diablo novato, el escritor C. S. Lewis ve la fe cristiana a través de la correspondencia ficticia entre un demonio mayor y un demonio menor en cuanto a los mejores métodos de tentación. Al describir los «altibajos» de la experiencia de los humanos, el diablo escribe: «Por lo tanto, el enfoque más cercano que tienen de la constancia es . . . el repetido retorno a un nivel del cual repetidamente caerán, una serie de altibajos.»

La confianza en Dios también tiene una forma de subir y bajar. ¿Alguna vez has descubierto que tu fe se está tambaleando? ¿Has pasado por un momento en que ibas a paso seguro en tu caminar por fe, y luego dudaste de las promesas de Dios? Si eres una personaque algunas veces tambaleas en tu fe, ánimo. Eso forma parte normal de seguir a Jesús.

Un ejemplo asombroso de una fe que se tambalea es Jeoás, rey de Israel. En un día de crisis, su enemigo estaba a las puertas y su mentor espiritual de toda la vida yacía en su lecho de muerte. Ante esta situación, el llamado a tener fe se representaría de una manera muy concreta. El moribundo profeta Eliseo le dijo al rey que abriera ala ventana oriental, tirara flechas en dirección al ejército arameo, y que luego golpeara la tierra.

Jeoás sólo golpeó la tierra tres veces, lo cual mostró sus dudas en cuanto a la liberación de Dios. Sin embargo, a pesar de la fe incompleta del rey, Dios fue fiel. Honró su pacto con Abraham, Isaac, y Jacob, y protegió al rey (2 Reyes 13:23).

La Biblia tiene numerosos ejemplos de fe imperfecta. Incluso Abraham repetidamente mostró una fe que titubeaba (Génesis  12:10-20; 16:1-16). Al igual que todos los creyentes, él era una obra en proceso. Pero cuando vino una prueba de gran envergadura a su fe, confió en Dios y estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo (Hebreos 11:17-19).

Así que la próxima vez que te encuentres tambaleando en tu fe, recuerda: Dios quiere desarrollar tu confianza a lo largo de toda tu vida (Romanos 4:20-21).  —DF