Hay una escena en la película África míaen la que el personaje de Meryl Streep, Karen Blixen, está viajando a través de un terreno peligroso en Kenia, llevando carretas con suministros al regimiento de su esposo. Durante la noche, un león ataca a uno de los bueyes y Karen trata de rechazarlo con un fuete.
Se le aseguró a la Meryl Streep que el león tendría una de sus patas traseras amarradas para que no pudiera acercarse demasiado. Pero cuando de hecho rodaron la escena, el feroz felino no tenía restricción alguna. La cámara captó el auténtico miedo en el rostro de Streep cuando el león se acercó más de lo que ella había previsto.
Del mismo modo, puede que asumamos que estaremos a salvo de depredadores de la esfera espiritual. Puede que no estemos en el peligro de que garras y dientes afilados destrocen nuestra carne, pero el mundo espiritual tiene un león que constantemente busca a personas que hayan bajado la guardia. «. . . el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8).
¿La solución? «Sed de espíritu sobrio, estad alerta . . . resistidle firmes en la fe . . .» (vv.8-9). Cuando hacemos eso, mantenemos la guardia, vemos lo que viene. Vemos las señales de advertencia: «Tentación más adelante: se recomienda tomar ruta alternativa». Y la tentación no es lo único a lo que debemos estar alerta. Pedro dirigió su carta a los que estaban sufriendo persecución. Él quería que estuvieran alertas al peligro y que vivieran a la altura de su fe, pasara lo que pasara.
El comienzo de un nuevo año es un excelente momento para tomar la decisión de mantenerse alerta a los peligros que nos pueden devorar. Es fácil sentirse seguro y bajar la guardia, aun cuando vayamos a la iglesia, pasemos tiempo con amigos cristianos y hagamos otras cosas buenas. Pero nada de eso es una garantía de seguridad espiritual.
La tentación a hacer lo malo y las actitudes amenazantes de los que desprecian nuestra fe son como las garras y mandíbulas de un león al acecho. ¡No te dejes devorar! —TC