El universalismo es la idea religiosa de que al final todos iremos al cielo. Los que tienen una fe bíblica se dan cuenta de que las Escrituras no dicen eso. La Biblia dice que al final todas las personas serán juzgadas, y aquellos que no hayan puesto su fe en el Jesús vivo y resucitado serán echados fuera de la presencia de Dios al «lago de fuego».

Eso es duro. Y no es la manera que me gustaría que fuera. Pero la Biblia también nos enseña acerca del cielo. Así que no tiene sentido creer en la existencia del cielo, y luego de manera arbitraria no creer en lo que Dios dice acerca de cómo podemos alcanzarlo o perdérnoslo.

En su libro The Great Divorce[El gran divorcio], C. S. Lewis concluyó que debido a las inclinaciones de algunas personas, éstas simplemente prefieren la vida en el infierno que en el cielo. El mentor de Lewis en el pensamiento cristiano, a través de sus escritos, fue George MacDonald. MacDonald fue lo que yo llamo un «universalista optimista». Él sabía que la Biblia habla del juicio eternopara las personas, pero tenía la esperanza de que todavía hubiera una oportunidad de que el amor de Dios, a través del largo castigo del infierno, consumiera la naturaleza de pecado de ellos y finalmente le devolviera a Él sus almas purificadas, llevándolas al cielo (un gran deseo a la luz de versículos tales como Mateo 18:8 ó 25:41).

Para sostener que la Biblia es la Palabra de Dios y nuestra autoridad, tal y como lo hicieron Lewis y MacDonald, tenemos que dejar el final del asunto en las manos de nuestro Dios de justicia y amor. Sin embargo, es alentador saber por medio de la Biblia que Dios quiere que todas las personas sean salvas (1 Timoteo 2:4); Él no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9); su gracia salvadora se ha manifestado a todas las personas (Tito 2:11); le causa dolor cuando los malvados mueren, porque Él quiere que ellos se vuelvan de sus malos caminos y vivan (Ezequiel 33:11).

A partir de la Biblia sabemos que el ofrecimiento de Dios de la vida eterna en el cielo es universal: es para todos. Si las personas rechazan ese ofrecimiento —y la Biblia dice que muchos lo harán—no es algo que Dios haya elegido. Es lo que ellos han elegido.

¿Cuál ha sido tu elección?  —DO