Un vale por $400 para el restaurante Outback Steak House ¿Acaso había comprado uno recientemente? Aprecio un buen filete tanto como cualquier otro omnívoro, pero si voy a dar un regalo de $400, no va a ser para 20viajes al mismo restaurante.
Sin embargo, ese no era el problema. Alguien había comprado el vale usando mi tarjeta de crédito. Así fue como comenzó el roce más cercano que haya tenido a la fecha con el robo de identidad.
Para mí, el asunto se resolvió rápidamente; llamé a mi banco y ellos cancelaron la tarjeta, cuyos números habían sido robados; no se han hecho otras compras. Sin embargo, para otros la cosa no es tan simple. Cada año, 750.000 personas son víctimas de robo de identidad. El total de pérdidas es de 2,5 mil millones de dólares.
En los peores casos, el daño puede ser extenso y repararlo puede tomar años. Me siento bendecido de haber salido librado con mayor facilidad que las personas en aquellos comerciales del Citibank, adonde la voz del ladrón es doblada a la de la víctima.
También me siento bendecido porque yo mismo recibí una También me siento bendecido porque yo mismo recibí una inspiraron a desarrollar un emocionante pasatiempo ni a usar un disfraz del Día de Brujas. El mío fue un regalo de Dios.
Así como Pablo les recordó a los colosenses en la carta que les escribió, nuestra nueva vida en Jesús nos dio una nueva identidad. Nuestra vieja identidad murió cuando fuimos resucitados a una nueva vida en Él.
Esta nueva identidad debe crear una perspectiva distinta, una que refleje a nuestro Santo Dador de dicha identidad. No le cuesta una tonelada de dinero a alguna víctima desprevenida, pero sí nos cuesta nuestra vida.
Tal vez no cargamos un montón de ropas nuevas a las tarjetas de crédito de otra persona, pero sí escogimos algunas cosas nuevas para «ponernos». Colosenses 3 da muchos consejos prácticos en cuanto a cómo vivir nuestra nueva identidad.
Esta nueva identidad podría no afectar directamente tu cuenta bancaria… especialmente a costas de la de otra persona. Pero sí te ayuda a acumular riquezas en el cielo. —JC