Brilla, brilla, estrellita
Me pregunto qué eres . . .
Como un diamante en el cielo
Los científicos han encontrado una antigua estrella que se ha enfriado y comprimido en un gigantesco diamante. El diamante más grande jamás encontrado en la tierra se llama Estrella del África, y fue cortado de una gema original de 3,100 quilates. Entonces, ¿cuántos quilates hay en la antigua estrella convertida en diamante? ¿Estás sentado? ¡10.000 millones de trillones de trillones de quilates! ¡Asombroso!
El nombre técnico de la antigua estrella es BPM 37093. Recientemente se le ha otorgado el popular título de «Lucy», en honor a la canción de los Beatles titulada Lucy in the Sky With Diamonds[«Lucy en el cielo con diamantes»).
En nuestro mundo, a los diamantes se les da un gran valor por su rareza, belleza y durabilidad. Un popular eslogan publicitario se fundamenta en lo siguiente: «Los diamantes son para siempre.» Los diamantes son gemas preciosas, pero hay algo muchísimo más precioso para Dios: Su imagen. Ésta no es material, sino eterna. Génesis nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza como la corona de su creación, una obra maestra. Poseemos un alma inmortal con capacidades asombrosas: personalidad, moralidad, creatividad y espiritualidad. Éstas hacen posible que tengamos comunión con un Dios personal.
Pero a pesar de haber sido creados para tener comunión con Dios, todos nos hemos ido por nuestro propio camino y la comunión con Dios se ha roto (Isaías 53:6). Esta rebelión es lo que la Biblia llama pecado, y ha causado un enorme abismo que nos separa de un Dios santo. La «imagen de Dios» ha sido empañada pero sigue siendo preciosa para Él.
Así que Dios tomó medidas extremas para redimirnos del castigo de la muerte (Romanos 6:23). El precio de la compra fue la preciosa sangre de Jesús (1 Pedro 1:18-19).
¿Luchas con tu valía propia? Recuerda, Dios pagó el precio más grande para redimirte. Eres de mayor valor que la joya más preciosa en el universo. —DF