Un joven creyente en Jesús me estaba explicando que la Biblia era categóricamente aburrida. «No la capto —me dijo—. Simplemente no tiene sentido para mí.»
Mientras le dedicábamos tiempo a revisar su dilema se hizo evidente que mi amigo estaba tratando de captar las verdades de la Palabra de Dios sin contar con algunas herramientas para lograrlo. Hurgó en el libro de Levítico y pronto perdió el interés en medio de extraños sacrificios y leyes antiguas. Leyó el libro de Hebreos y se encontró inundado de referencias al Antiguo Testamento y a un sistema de adoración que no entendía.
Todos nos hemos sentido perdidos tratando de entender la Biblia. Puede parecer que estamos tratando de leerla en uno de los idiomas en los que originalmente fue escrita. ¡Es como leer griego!
Lo que necesitamos son algunas maneras prácticas y eficaces de explorar las Escrituras. El autor Stu Kinniburgh, en la revista Sola Scriptura, ofrece una herramienta útil para estudiar los rudimentos de la Palabra de Dios: el método ABCD.
Leer un pasaje de las Escrituras, entre 4 y 10 versículos, y luego escribir unas cuantas palabras que resuman Aquello de lo que trata el pasaje, seguido de lo que creemos que es el versículo que Brillantemente representa esta verdad. Después anotar lo que nos Comunican los versículos de manera personal. Luego escribir una breve oración de Dedicación para una vida y acciones piadosas.
A fin de ahondar aún más en el pasaje, es bueno consultar Biblias de estudio, comentarios y diccionarios bíblicos.
El autor de Hebreos expresó que era momento de ir más allá de las enseñanzas elementales o los rudimentos de la fe cristiana (6:1). Ese es un buen desafío para los que hemos sido creyentes por largo tiempo. Debemos estar enseñándoles a otros y alimentándonos del «alimento sólido» de la Palabra (5:14).
Pero si eres joven en la fe, no hay nada de qué avergonzarse. Comienza a estudiar las Escrituras usando tus ABCDs. —TF