Hace poco, unos amigos nuestros organizaron una reunión en su casa e invitaron a un grupo de personas que eran todas amantes de la música. Kevin e Ilsa, ambos músicos talentosos, pidieron que cada persona o pareja llevara una piedra para un fogón, que solía ser el lugar para estas improvisadas sesiones musicales nocturnas. No obstante, no querían cualquier tipo de piedra, sino que cada una tuviera escrito un nombre, una fecha o un acontecimiento que indicara cómo o cuándo se habían hecho amigas esas personas.
Dios creía que los israelitas necesitaban un recordatorio de un suceso importante en sus vidas. Aunque el caudal del río Jordán estaba a su máxima altura, el pueblo había podido cruzar sobre tierra seca, porque el Señor había detenido el recorrido del agua (Josué 3:13-17). Años antes, algo similar había ocurrido cuando huyeron de Egipto (ver Éxodo 14:21-31). Sin embargo, en esta ocasión, Dios le indicó a Su pueblo que construyera un memorial de piedras para que, en el futuro, cuando los hijos preguntaran qué era eso, los padres les recordaran sobre la poderosa mano del Señor (Josué 4:23-24).
Tal como Dios se ocupaba constantemente de los israelitas, en el día de hoy, sigue proveyendo para nosotros. ¿Qué «piedras conmemorativas» usarás tú para recordarles a tus hijos, nietos, y aun a ti mismo, sobre las demostraciones del poder de Dios?