Jane estaba viajando en un autobús con sus compañeros de clase hacia un área remota cuando de repente el conductor sufrió un ataque al corazón. Era necesario llevarlo al hospital más cercano de la ciudad, ya que no había ningún otro tipo de ayuda disponible. No había nadie a bordo del vehículo que pudiera conducir, a excepción de Jane. ¡Pero ella nunca había conducido un autobús antes!
Decidió asumir el desafío. Sintiéndose abrumada e inepta, susurró una rápida oración y condujo el autobús lo mejor que pudo. Gracias a Dios logró llegar al hospital, y el conductor fue rápidamente llevado a la sala de emergencias. Jane suspiró aliviada y alabó a Dios por ayudarla a superar la angustiosa experiencia.
Este desafío de reemplazar al conductor del autobús fue similar al enfrentamiento de David con Goliat en 1 Samuel 17. David también tenía por delante una tarea que era mucho más grande que él. Era joven, sin experiencia alguna en la guerra, y de un tamaño mucho más pequeño en comparación con el gigante Goliat. Sin embargo, David creía que Dios podía entregarle a Goliat en sus manos. Y en efecto, el gigante fue derrotado por David (v.50).
David puso su confianza en la liberación de Dios. Cuando todavía era un pastorcito, el Señor le dio la habilidad de matar a un león y a un oso para proteger las ovejas que estaba cuidando. Sus experiencias le enseñaron que podía confiar en la fidelidad de Dios.
Al confiar en la fidelidad de Dios, David pudo triunfar sobre Goliat sin temor a la ineptitud, por cuanto él sabía que Aquel que lo había librado de los animales salvajes también podía librarlo de la mano de Goliat el filisteo (v.37). Aprendamos de David a confiar en Dios y a depender de Él cuando enfrentemos desafíos, recordando Su fidelidad en el pasado. —JL