Mudarse es algo espantoso. Hay demasiados detalles que tomar en cuenta. Unos cuantos días antes de mudarme de la Universidad Campbell en Carolina del Norte a la Universidad Auburn en Alabama, leí Zacarías 14 como parte de mi tiempo devocional matutino. En ese momento, los detalles de la transición eran abrumadores. Al estar sentado en una casa llena de cajas esperando ser llenadas, la apatía estable sonaba como una mejor opción.
Cuando se escribió Zacarías 14, el pueblo de Israel había realizado una mudanza de gran envergadura: del cautiverio en Babilonia de vuelta a Israel. Los detalles los abrumaban, y la reconstrucción del templo no era el menor de éstos. Pero Dios les señaló un punto más allá, un momento en el futuro cuando el Mesías reinaría. Tal vez esa perspectiva los animaría.
Al pensar en este evento en la historia de Israel trasladé mi respuesta hacia adelante, como a un mes en el futuro, e imaginé mi vida. Estaría viviendo en un departamento y conduciría hacia el campus de Auburn adonde había pasado mis años universitarios. La cosa comenzó a parecer realmente emocionante.
Era duro mantener esa perspectiva. En el calor húmedo del día de la mudanza, cuando el sonido zzzZZZzzz de la cinta de embalaje comenzó a hacerse repugnante, me armé de valor diciendo: «Estarás en Auburn cuando todo haya pasado.»
Ahora que estoy en Auburn escribiendo esto, me doy cuenta de lo feliz que estoy de estar aquí. Se ve diferente desde el otro lado.
Puede que estés enfrentando algún tipo de complicación en estos momentos (y si no, ¡cuidado, porque está por venir!). Puede que tu problema se vea grande al momento de desempacarlo. Por supuesto, algunos problemas son enormes. Pero otros sólo se ven abrumadores porque están muy cerca. Deja que Dios te muestre la perspectiva más amplia, y probablemente tu situación no parezca tan desalentadora.
Por supuesto, en este momento, ¡he decidido nunca más volverme a mudar a ninguna parte! Pero cualquiera que sea la complicación que se me presente en la vida, me voy a mudar… lejos del problema y hacia Dios. La vista desde allí es muchísimo mejor. —JC