Claro, se tiene que trabajar duro para ofender a los cristianos. Por naturaleza, los cristianos son el grupo de personas más perdonadoras, más comprensivas y más consideradas con las que he tratado jamás. Nunca asumen lo peor desde el inicio, aprecian la importancia de tener perspectivas diferentes, son lentos para la ira, rápidos para perdonar, y casi nunca hacen juicios precipitados ni actúan en base a un espíritu que no sea el de amor total… No, esperen… estoy pensando en los perros Golden Retriever.

Recibí esta pequeña propaganda en un mensaje electrónico. Ya que cuento con cierta experiencia tanto con perros Golden Retrievers como con hermanos cristianos, tuve que estar de acuerdo en que algunas veces, aquellos con los que adoramos se ofenden con facilidad. (Y algunas veces… ¡yo soy una de ellos!) Nuestros pensamientos revelan la ofensa que percibimos:
«¡El director siempre le da a ella las partes de solista!»
«¡No puedo creer que el pastor se pusiera de su parte!»
«El pastor ni siquiera me miró cuando nos dimos la mano esta«El pastor ni siquiera me miró cuando nos dimos la mano esta mañana.»
«Enseño en la escuela dominical, soy ujier y sirvo café entre los cultos. Las personas debieran apreciarme un poquito más.»
«Pongo mi dinero en el plato de las ofrendas cada semana, y creo que eso debería darme derecho a tener voz aquí.»

Ira… frustración… resentimiento… Una sensación de tener derecho a algo.
Entonces, cuando las cosas no salen como nos parece, ¿qué es lo que vamos a hacer? ¿Desaparecer? Es fácil centrarnos en los aspectos negativos, pero, ¿qué clase de actitud quiere Dios ver en sus hijos? Pruebe estos ejemplos a ver cómo le quedan:

* No esperar que los demás hagan las cosas exactamente como nosotros las hacemos.
* No tratar de promovernos (Filipenses 2:3)
* Tener una actitud cooperadora y enseñable.
* Tratar bien a los demás (Mateo 7:12).
* Ser «afectuosos unos con otros» en amor y perdón (Lucas6:37; Romanos 12:10).

Obviamente, hay momentos en que se deben tratar asuntos serios entre los miembros de la iglesia. Pero gran parte de nuestras «ofensas» tiene su raíz en el «YO» que está dentro de cada uno de nosotros. Con la ayuda del Espíritu podemos aprender lo que es que personas imperfectas sean «llamadas a la paz» (Colosenses que personas imperfectas sean «llamadas a la paz» (Colosenses3:15).  —CK