Si estás subsistiendo a base de comida de restaurante, tal vez te sea de utilidad la historia del origen de dar gracias por los limentos. Simplemente le podría dar un ímpetu adicional a tu oración antes de comer.

Según ese fascinante compendio de hechos divertidos llamado Extraordinary Origins of Everyday Things(Los orígenes extraordinarios de las cosas cotidianas), las personas que comenzaron a orar antes de comer lo hacían para protegerse de los efectos dañinos de la comida. (¿Ves lo que quiero decir con el asunto del restaurante?)

Aparentemente, esta costumbre data de los días en que las tribus nómadas conseguían su antílope diario en las planicies africanas y luego se sentaban a comérselo. Ya que carecían de una etiqueta que indicara la fecha límite de venta o de una etiqueta de alguna autoridad sanitaria, la carne, la leche o cualquier otro alimento que recogieran podía contener toda clase de enfermedades Así que la gente se hizo a la costumbre de elevar una oración antes de comer pidiendo protección de cualquier enfermedad.

Con los años, a medida que la cultura cambió y la comida comenzó a cosecharse y a venderse, en algún momento los agricultores y sus clientes comenzaron a convertir la oración previa a comer los alimentos en una expresión de agradecimiento por la provisión de éstos.  Estos dos usos diferentes del momento justo antes de servirse una comida pueden sernos de utilidad para destacar algunas verdades importantes acerca de la oración.

En su mayor parte, la alabanza y la petición son la base de todas nuestras conversaciones con Dios. Cuando oramos asumimos grandes cosas respecto a Dios. En primer lugar, nuestras oraciones de alabanza revelan que comprendemos la condición de Dios de Ser Todopoderoso, Rey del universo, el Único que ha de ser adorado y venerado (Salmo 145:1).

En Segundo lugar, nuestras peticiones muestran que dependemos de Dios, que confiamos en que Él escucha lo que pedimos, y que de alguna manera, Él obra en ello (Filipenses 4:6). Eso es un compromiso notable de nuestra parte, por cuanto muestra que creemos que Dios se preocupa por nosotros individualmente.

La próxima vez que des las gracias por los alimentos, piensa en el increíble privilegio que tienes al orar, ya sea que estés elevando una petición o una alabanza.  —JDB