Wilbur y su hermano menor, Orville, eran candidatos improbables para cambiar el mundo. Aunque ambos terminaron la escuela secundaria, ninguno de los dos recibió diploma. Estaban interesados en la mecánica, no en estudios académicos, y después de unos cuantos años en el negocio de la impresión comenzaron a alquilar, vender y manufacturar bicicletas. Sin embargo, su creciente interés en la aviación los llevó a Kitty Hawk, Carolina del Norte, adonde llevaron a cabo el primer vuelo del mundo en una máquina motorizada y más pesada que el aire. De eso hace hoy 102 años.
En aquella época casi nadie lo notó. Sólo cinco personas presenciaron el vuelo. El periódico The Dayton Journalde su ciudad natal lo ignoró, y los únicos tres periódicos que publicaron la historia reportaron los hechos equivocadamente. Es evidente que nadie, en ese momento, pudo prever cuánto alteraría el aeroplano toda nuestra manera de vivir.
¿Estás haciendo algo hoy que probablemente cambie el mundo? Al principio, la respuesta podría parecer «No». Pero si eres seguidor de Cristo, tu obediencia diaria a Él siembra las semillas del evangelio, el cual es «el poder de Dios para la salvación de todo el que cree» (Romanos 1:16).
Los primeros seguidores de Jesús fueron acusados de haber «trastornado el mundo» (Hechos 17:6). La Reina-Valera Antigua dice: «Estos que alborotan el mundo». En griego esto significa «agitar, provocar o perturbar». Ya sean Pablo y Silas en Tesalónica o una persona joven que vive de manera abnegada en una cultura que busca el placer, seguir a Jesús desafía todo sistema de creencia que no lo reconozca como Salvador y Señor.
Cuando nuestro testimonio por Cristo agita a las personas que nos rodean debemos imitar el ejemplo de Pablo de centrarnos en Él, no en nosotros mismos. Su meta era demostrar que Jesús era el Cristo (el Mesías), quien tiene el poder de hacer nuevas criaturas cuando las personas acuden a Él.
Tú eres un transformador del mundo si sigues a Jesús y permaneces fiel a Él en toda situación de la vida. No puedes imaginar los resultados de largo alcance de tu obediencia diaria al Señor. —DCM