Nos habíamos quedado dormidos mirando la TV en la sala de estar. Antes de despertar a mi esposo me dispuse a realizar mi rutina nocturna: poner seguro a todas las puertas exteriores, poner los vasos en el lavaplatos. Pero mientras estaba de pie junto al fregadero de la cocina, escuché un ruido. ¡Qué raro! —pensé—. ¿Será la puerta del sótano?

Era una casa vieja, con puertas viejas y picaportes de cristal viejos. El picaporte de la puerta que lleva al sótano estaba suelto… y sonó cuando el psicótico asesino que se ocultaba al otro lado trató de abrirla empujándola.

Sin hacer ruido busqué en la gaveta y saqué el cuchillo de cocina más grande que tengo, y lo sostuve en la posición más amenazante. Luego esperé… a que el salvaje matador saliera de pronto por la puerta.

La puerta se abrió lentamente. Él dio un paso vacilante hacia mí. Sus ojos estaban bien abiertos … mirándome fijamente … en la luz tenue. Me dio una mirada de susto cuando me reconoció. Su voz era un gemido bajo…

¡M i i a a u u u u u u u! …

Sí, puede ser aterrador vivir con un gato. Pero la mayoría de nosotros hemos enfrentado situaciones que son mucho más aterradoras. Escuchar que tu tío favorito tiene cáncer. Perder el empleo y preguntarte cómo vas a pagar tus cuentas. Terminar con la persona con la que pensabas que te ibas a casar.

Todos queremos controlar nuestro pequeño mundo. Pero cuando comenzamos a sumar todas las cosas negativas, nos sentimos abrumados por la preocupación.

Los temores y las preocupaciones por el mañana no van a cambiar el futuro. Sin embargo, los que decimos que Jesús es nuestro Señor tenemos estos recordatorios de la Palabra de Dios: «Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:70. «Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones…» (Colosenses 3:15). «Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Entonces, «no se turbe vuestro corazón» (Juan 14:27). Dios está a cargo de todas tus interrogantes.  —CK