Una agencia anunciadora de la ciudad del Big Ben ha creado una nueva táctica para anunciar: usar los rostros de las personas. El grupo Cunning Stunts, de Londres, ha empleado estudiantes universitarios para que lleven logos en la frente.
Les pagan unos $7 la hora para que se pongan los tatuajes semi permanentes y se mezclen con la gente en lugares públicos. Con las imágenes estampadas en la piel, los estudiantes son literalmente carteles andantes que anuncian cosas como revistas y estaciones de radio.
«La idea surgió cuando nos dimos cuenta de la cantidad de cobertura que los estudiantes tuvieron en los periódicos durante manifestaciones recientes —dijo Nikki Horton de Cunning Stunts—. Esta es una nueva forma para ellos de complementar sus escasos ingresos, pero también es el nuevo medio de anunciar.»
Esta extraña idea de ganar dinero me puso a pensar en la manera, mucho mejor, que Dios ha diseñado para que proyectemos la imagen de Jesús al mundo. Tenemos al Espíritu Santo obrando dentro de nosotros para ayudarnos a que nuestras expresiones externas se parezcan cada vez más a las de nuestro Señor.
En Juan 16, Jesús estaba ayudando a sus discípulos a prepararse para su misión. Les dijo que el Espíritu Santo vendría a ellos (v.7), y que el Espíritu permitiría que su obra se esparciera mucho (v.7), y que el Espíritu permitiría que su obra se esparciera mucho más allá de los límites de su propio ministerio local. También les explicó que el Espíritu Santo:
•Convencería a los incrédulos de su injusticia, y
•Dirigiría a los creyentes a una representación más perfecta de Jesus
En el versículo 14 leemos: «Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.» ¿No es asombroso? Jesús es revelado por el Espíritu Santo en nuestra vida. Su gloria resplandece en nosotros cuando nos sometemos al Espíritu y reflejamos más completamente a Jesús.
El Espíritu Santo glorifica al Hijo de Dios revelando la realidad de Jesús en la vida de los creyentes. No hay necesidad de llevar logos en la frente. Tú y yo debemos ser imágenes andantes de Su gloria. —TF