El 7 de febrero del año 2000, en un hospital de Chicago, mi padre pasó a estar en presencia del Señor. Lo extraño mucho. El perder seres queridos por causa de una enfermedad y de la muerte, o un empleo por un revés económico, o un amigo cercano por un mal entendido, o la inocencia por causa de los depredadores, son situaciones muy difíciles de manejar. ¿Cómo manejas tú una pérdida en tu vida?
Job tuvo pérdidas devastadoras en un corto período de tiempo. Su respuesta inicial a su tragedia personal nos muestra pasos que podemos dar en el manejo de nuestras pérdidas personales. Lee Job 1. En primer lugar, Job lamentó su pérdida. El rasgar sus vestidos y afeitar la cabeza indican una aflicción intensa, y a menudo eran reacciones inmediatas al desastre. Job cambió su patrón normal de vivir por un tiempo para admitir sus pérdidas. En cualquier tipo de pérdida debemos disminuir la marcha lo suficiente como para recordar, llorar, reír y disfrutar los recuerdos. El luto y la aflicción son expresiones humanas normales que no deben suprimirse.
Segundo, Job adoró a Dios en medio de su pérdida. Después de pasar por los rituales regulares del luto, respondió a su tragedia con una profunda expresión de adoración. Cuando sufrimos una pérdida debemos reconocer que Dios es la fuente de vida y tiene el control sobre todas las cosas, y responder a Él con alabanza, honor y total reverencia.
Por último, Job continuó comunicándose después de la pérdida. Pudo haber cedido a la tentación de volverse amargado, pero mantuvo su relación con Dios. No es que Job no hiciera preguntas a Dios, sino que entendía que Él es soberano. Job usó ese tiempo de dolor para conocer a Dios en un sentido más pleno. Mantén tu relación con Dios por medio de la oración, la lectura regular de la Biblia, la asistencia a los cultos de adoración, y la comunión con otros cristianos.
Las pérdidas son difíciles de manejar, pero gracias al Dios de toda consolación que nos consuela en todas nuestras tribulaciones (2 Corintios 1:3-4). —MW