Más de las tres cuartas partes de los estadounidenses manejan al trabajo solos… y les gusta. De hecho, mientras más largo sea el trayecto, mejor. Es una oportunidad de descansar, alejarse de las presiones y exigencias, escuchar música o simplemente relajarse. Pero no siempre es una buena idea descansar.

En una de las familias más disfuncionales de la Biblia, Rubén era el mayor de 12 hermanos. Y José, el penúltimo, era un chismoso. En Génesis 37:2 se nos dice que José acusó a sus hermanos ante su padre. Cuando los hermanos lo vieron venir de nuevo más tarde, empezaron a planear cómo deshacerse del soplón de una vez por todas (v.18). Pero Rubén encontró una alternativa. «Echadlo en este pozo» (vv.21-22). Pensaba regresar después y rescatar a José. Pero llegó demasiado tarde.

Rubén era el primogénito. Tal vez tenía un mayor sentido de la responsabilidad que sus hermanos. Quería cuidar a José. Pero se tomó un descanso y asumió que todo estaría en el mismo lugar donde lo dejó cuando regresara. La Biblia no dice adónde fue Rubén, pero no estaba cerca cuando sus hermanos vendieron a José a los esclavistas (v.28). Tal vez sólo necesitaba un descanso de sus hermanos airados y llenos de odio.

Trabajar arduamente para ser bueno todo el tiempo puede llegar a cansar mucho. A veces uno desea poder ser irresponsable, como ese amigo o hermano despreocupado que parece salirse con la suya siempre. Si eres primogénito como Rubén, tal vez sientas una presión mayor para tener éxito y ser un buen ejemplo, o para resolver los problemas de todo el mundo.

Cuando Rubén se dio cuenta de que en realidad había metido la pata preguntó: «Y yo, ¿adónde iré?» (v.30). ¿Cómo contestarías esa pregunta para ti? Puedes acudir a Jesús, tu Salvador, no importa cuántas veces hayas metido la pata. Jesús dijo: «Al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera» (Juan 6:37). Él nunca descansa de cuidarte.  —TC