¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por una fruta? En Japón, alguien pagó más de 6 000 dólares por una sandía Densuke. Esta bella esfera de color verde oscuro, que sólo crece en la isla Hokkaido, al norte de Japón, parece una bola de bolos. La sandía de casi nueve kilos fue una de unos pocos miles que estuvieron disponibles ese año. La rareza de la fruta ocasionó un precio astronómico en el mercado.
Los cristianos tienen un fruto muchísimo más precioso que la sandía Densuke. Se lo llama el fruto del Espíritu: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5:22-23). Cada «fruto» es un aspecto diferente de la semejanza a Cristo. En los Evangelios, vemos cómo Cristo ejemplificó estas virtudes. Ahora Él quiere producirlas en nuestros corazones, en lo que decimos, en nuestra manera de pensar y de responder a la vida (Juan 15:1-4).
Puede que una fruta rara y deliciosa ocasione un precio elevado en el mercado, pero el carácter a semejanza de Cristo tiene un valor muchísimo mayor. Al confesar todo pecado conocido y rendirnos al Espíritu de Dios que vive dentro de nosotros, nuestras vidas serán transformadas a la semejanza de Cristo (1 Juan 1:9; Efesios 5:18). Este fruto espiritual llenará nuestras vidas de gozo, bendecirá a los que estén alrededor de nosotros y durará por toda la eternidad.