Hay muchas cosas a las que se puede temer. Tú eliges: la muerte, enemigos, plantas venenosas, un sandwich de atún de una semana, las ardillas malhumoradas, etc.
Sin embargo, sólo hay un temor que Dios nos manda tener. Es el único temor  que debemos poseer. Es el temor de Dios. El escritor y predicador A. W. Tozer lo describe de esta manera: «Cuando entramos en esta dulce comunión con Dios, estamos empezando a aprender una reverencia asombrosa, una adoración que nos deja sin aliento, una fascinación impresionante, una admiración exaltada de los atributos de Dios, y algo del silencio estupefacto que conocemos cuando Dios está cerca. Puede que nunca antes te hayas dado cuenta, pero todos esos elementos en nuestra percepción y conciencia de la Presencia divina van formando lo que la Biblia llama “el temor de Dios”.»

No sé si has experimentado mucha «reverencia asombrosa» o «admiración exaltada» últimamente. Tal vez hayas permitido que Dios y sus atributos simplemente se mezclen con la agitada maraña de tu existencia. Si es así, es importante hacer una pausa y reflexionar en el Dios…

•a quien Abraham obedeció, incluso hasta el punto de casi sacrificar a su hijo Isaac. Un ángel lo detuvo y le impidió su acto de obediencia diciéndole: «Ahora sé que temes a Dios» (Génesis 22:12).

•de quien Josué sabía que exhibe un gran poder «a fin de que temáis al SEÑOR vuestro Dios para siempre (Josué 4:24).

•de quien Moisés dijo que probó a su pueblo escogido «para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis» (Éxodo 20:20).

•que nos apremia diciendo «temed a Dios y dadle gloria»(Apocalipsis 14:7) porque hay un juicio por delante.
¿Temes a Dios estos días? ¿Estás dispuesto a sacrificarlo todo por Él? ¿A darle toda la gloria?

Tozer dice que algo interesante sucede cuando estamos llenos de un verdadero temor de Dios: «Creo que el temor reverente de Dios … es el estado que más se disfruta, y la emoción más purificadora que el alma humana pueda conocer.» ¿Conoces esa clase de temor?  —TF