¿Prefieres no contestar llamadas telefónicas? ¿Te encoges cada vez que suena el teléfono? Hay un hombre en Nueva Zelandia que hubiera preferido no contestar el teléfono la primavera pasada. Cuando lo contestó escuchó una voz desagradable. Un policía le dijo que la casa estaba rodeada y que no tenía otra opción más que salir por la puerta del frente con las manos en alto.

El temor puede ser una gran motivación. El hombre optó por obedecer la autoridad y siguió cuidadosamente las instrucciones. Salió por la puerta del frente con los brazos bien en alto. Pero no había nadie allí para saludarlo. No había policías ni nada. El policía había marcado el número equivocado.

El hombre esperó unos cuantos minutos, miró a su alrededor (a sus vecinos les pareció bien chistoso), y luego bajó los brazos y entró de nuevo en la casa.

A diferencia de este hombre, los creyentes en Jesús han recibido una llamada que no ha se ha hecho al número equivocado. El mandato, de la Autoridad Suprema, es más que salir por la puerta del frente. Hemos de ir a personas de todo el mundo. No hay error en lo que Jesús nos llamó a hacer (vv.19-20).

«ID»: usa tus dones, talentos y recursos para llegar a personas que no conocen el perdón de Dios.
«HACED»: acércate a las personas para ayudarlas a ser discípulos obedientes y que crecen.
«BAUTIZÁNDOLOS»: Anima a los nuevos creyentes a que proclamen públicamente su creencia bautizándose.

Puedes tratar de ignorarlo. Pero Jesús no dejará de llamar hasta que capte tu atención. Tal vez te encuentres absorto en un estilo de vida cómodo con muchas cosas divertidas para hacer.
Pero el teléfono está sonando. Quizás estés ocupado y tengas una ista de cosas por hacer de un kilómetro de largo. El teléfono sigue sonando.

Has sido llamado —te han dado una orden— de llegar y extender la verdad y el amor de Dios a la gente de este mundo. No actúes como si Jesús hubiera marcado el número equivocado.   —TF