¿Te has infectado con el «yoísmo»? El Dr. Paul Vitz, psicólogo cristiano, cree que gran parte de lo que los profesionales de la salud mental hoy día dicen a sus clientes es puro narcisismo, egoísmo y adoración del yo.
A la gente se la aconseja para que se vuelva «autorealizada», a que se incline en el altar del humanismo. Pero cuando suceden cosas difíciles en la vida, de repente ese altar comienza a derrumbarse.
Cuando vienen cosas duras, cuando la gente recibe malas noticias del médico, o cuando muere un ser querido, toda la palabrería optimista y centrada en el yo que se le ha dicho de repente se evapora. Casi se les puede escuchar gritando: «¿Pero no se supone que el sufrimiento forme parte de mi autorealización?»
Jesús no estaba motivado por el «yoísmo». Aceptó el sufrimiento como parte del plan perfecto de Dios. Si abres una concordancia encontrarás muchas referencias a su disposición a sufrir por nosotros (Mateo 16:21, Marcos 9:12, Lucas 24:26 y Hechos 26:23 es una lista parcial.)
Jesús sí sufrió y murió, pero resucitó. Hubo gozo en la mañana (del tercer día). Hubo propósito en el dolor.
El yoísmo no entiende esta realidad. Enseña a la gente a hacer todo lo posible —emocional, mental y físicamente— para hacer el sufrimiento a un lado y procurar las metas de realización personal. Las metas de Dios para ti y para mí incluyen el sufrimiento.
Pedro, que vio a Jesús sufrir y pasó por muchas dificultades,escribió estas palabras: «En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo» (1 Pedro 1:6-7).
¿Por qué toleramos el sufrimiento? Es cuestión de fe. Una fe que Dios está aumentando dentro de nosotros. Una fe sana, firme y humilde es la cura para la infección del yoísmo. —TF