Es fácil que los porcentajes te confundan. Por ejemplo, un artículo de una prestigiosa revista estadounidense sobre adolescentes y vida familiar afirma que más de la mitad de las chicas y más de las dos terceras partes de los chicos son sexualmente activos antes de cumplir los 18 años.
Al leer informes como ese podrías suspirar y pensar:¿Para qué tratar siquiera? Esta cosa de mantenerse puro es una batalla perdida.O tal vez te mires al espejo y pienses: ¿Qué me pasa? ¿Por qué no tengo yo relaciones sexuales?
Esos son pensamientos reales, pero equivocados. Si te estás esforzando por mantener la pureza en tu vida cristiana
—negando los deseos sexuales para poder glorificar a Dios con tu cuerpo— sabe que tus esfuerzos son hermosos e inapreciables a los ojos de Él.
Pablo, en 1 Corintios 6 dijo: «Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo…» (v.20). Nosólo fuiste comprado por un gran precio (el costo de la vida de Cristo), sino que «fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios» (v.11).
Habiendo sido limpiado eres llamado a permanecer limpio y puro delante de Dios. Si Él te llama al matrimonio, su plan perfecto es que llegues a él cien por ciento puro. ¡Ese sí que es un porcentaje que vale la pena alcanzar!
No eres el único que desafía los porcentajes. Pero «no sois vuestros» (v.19). En Cristo ofrecemos nuestros cuerpos como sacrificio santo a Dios (Romanos 12:1). Es por amor y honor a Jesús que optamos por procurar abnegadamente la pureza.
Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son un actoegoísta. Se basan en poner los deseos y placeres de uno por encima del precio que fue pagado para que fueras limpio de pecado.
Es tomar un precioso regalo de Dios y venderlo por una imitación barata.
Mucha gente opta por hacer eso hoy. Sin embargo, puedes ignorar la mayoría y escoger la pureza. Da a Jesús cien por ciento de tu cuerpo y tus deseos. —TF