Estuve leyendo sobre el capitán Ray Baker, integrante del Comando Aéreo Estratégico, durante la Guerra de Vietnam. La fuerza aérea lo entrenó, junto con los otros pilotos, para correr desde las barracas a sus aviones ante el sonido de un timbre. Muchas veces, mientras comía, tenía que dejar los utensilios y salir disparado hacia su bombardero. Había sido entrenado para responder al llamado con obediencia inmediata. Estaba tan bien capacitado que, un día, mientras estaba de licencia, salió corriendo de un restaurante cuando oyó sonar un timbre.
Cuando Jesús llamó a sus primeros seguidores, estos respondieron de inmediato a Su llamado. La convocatoria para estos pescadores fue repentina. No obstante, ellos «al momento dejaron las redes y lo siguieron» (Marcos 1:18 NVI). Marcos, el autor de este relato, tal vez quiso dejar grabado en sus lectores la autoridad de Jesús. Cuando el Señor hizo el llamado, estos hombres obedecieron de un salto, porque ayudar a otros a entrar en el reino de Dios era una aventura más irresistible y una visión más grandiosa que pescar.
Cuando Jesús extiende un llamado a seguirlo, no quiere que nos retrasemos. Cuando se trata de contarles a otros la buena noticia, Él espera obediencia inmediata. ¡Transmítele hoy a alguien la historia de la salvación!