Durante una conferencia de líderes de iglesias, en Seattle Pacific University, en los Estados Unidos, el destacado pastor Earl Palmer mencionó una experiencia que configuró su enseñanza y su predicación durante más de medio siglo.
Mientras era alumno de un seminario, lideraba un estudio bíblico en el que instaba a los integrantes a considerar las palabras de las Escrituras. «Llegué a convencerme —dijo Palmer— de que si lograba que alguien mirara el texto, el contenido tarde o temprano les impondría respeto y siempre los conduciría a su tema central: Jesucristo. Y cuando Jesucristo les impusiera respeto, estarían apenas a unos centímetros de alcanzar la fe».
Jesús le dijo a un grupo de líderes religiosos que conocían bien el Antiguo Testamento, pero que se le oponían enérgicamente a Él: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida» (Juan 5:39-40).
Se requiere un corazón dispuesto y también una mente inquisidora para estudiar la Biblia. Cuando descubrimos que Jesús es la Persona a la cual guía toda la Escritura, debemos decidir cómo responder ante Él.
Hay gran gozo para todos los que abren su corazón a Cristo y hallan la vida en Él.