Una de nuestras nietas es alérgica a varios tipos de comidas. La leche, el queso, los huevos y el helado están entre los alimentos que tiene que evitar. Aun una pequeña cantidad de estas cosas le perjudica la salud.
Ella no es la única a quien se le exige que evite ciertas cosas en la vida. Mientras que sus alergias tienen que ver con su bienestar físico, todos los que somos creyentes en Cristo debemos mantenernos alejados de ciertos peligros para mantener la salud espiritual. Las Escrituras nos dan indicaciones claras de cuáles son las cosas a las que somos espiritualmente «alérgicos».
Toda especie de mal (1 Tesalonicenses 5:22). Esto debe hacernos pensar en las decisiones que tomamos, ya que participar en lo que es claramente malo no es bueno para nuestra vitalidad espiritual.
Cuestiones necias e insensatas (2 Timoteo 2:23; Tito 3:9). Esto requiere discernimiento, porque algunos argumentos son apropiados para defender la fe. Sin embargo, aquellos para los cuales no hay respuesta o que no tienen un genuino respaldo sólo causan conflictos.
Inmoralidad sexual (1 Tesalonicenses 4:3). La Biblia dice que toda actividad sexual entre un hombre y una mujer fuera de los límites del matrimonio es inmoral (Génesis 2:24; Éxodo 20:14; 1 Corintios 7:2; Hebreos 13:4).
¿Estamos dispuestos a hacer un esfuerzo para alejarnos de las cosas a las que somos espiritualmente «alérgicos»?